Tania Brun expone sus dibujos a tinta sobre papel. No creo que solo sea la muerte lo que lleve en apariencia su trabajo es algo así como una actitud frente a la vida recordarnos que todos nuestros actos cotidianos llevan la muerte y la vida unidas. Sin miedo a la vida y sin miedo a la muerte. Tania me envió un pequeño epitafio para leerlo:
Caminante, no hagas ruido
baja el tono de tu voz
Carmelita no se ha muerto
Carmelita se ha dormido
en las rodillas de Dios.
Recordé “El soldado y la muerte” un cuento popular ruso… las personas no podían morir pues la muerte estaba presa, las guerras eran extrañas nadie moría, solos los ancianos esperaban morir, después de tanta vida, la muerte es la verdadera libertad, esa libertad que en toda nuestra vida nos esforzamos por alcanzar. Hay alegría en la muerte y tristeza en la vida por el amor a los muertos, porque el amor no se olvida, el miedo a la muerte es el miedo a olvidar; la libertad es el absoluto olvido. Bien podríamos olvidarnos del dolor y entregarnos a la libertad que la alegría momentánea nos da, ser un poquito muertos por decirlo de alguna manera, aunque sea en el día de los santos difuntos, como se hace en algunas partes del mundo, festejando, bailando y comiendo, tratando de ser libres. José Guadalupe Posada decía que la muerte era democrática, ya que al final de cuentas, güera, morena, rica o pobre, toda la gente acabaría siendo calavera.
Raúl Chuquimia Ramos
Caminante, no hagas ruido
baja el tono de tu voz
Carmelita no se ha muerto
Carmelita se ha dormido
en las rodillas de Dios.
Recordé “El soldado y la muerte” un cuento popular ruso… las personas no podían morir pues la muerte estaba presa, las guerras eran extrañas nadie moría, solos los ancianos esperaban morir, después de tanta vida, la muerte es la verdadera libertad, esa libertad que en toda nuestra vida nos esforzamos por alcanzar. Hay alegría en la muerte y tristeza en la vida por el amor a los muertos, porque el amor no se olvida, el miedo a la muerte es el miedo a olvidar; la libertad es el absoluto olvido. Bien podríamos olvidarnos del dolor y entregarnos a la libertad que la alegría momentánea nos da, ser un poquito muertos por decirlo de alguna manera, aunque sea en el día de los santos difuntos, como se hace en algunas partes del mundo, festejando, bailando y comiendo, tratando de ser libres. José Guadalupe Posada decía que la muerte era democrática, ya que al final de cuentas, güera, morena, rica o pobre, toda la gente acabaría siendo calavera.
Raúl Chuquimia Ramos
